Solo se preocupa por ella, ya no le abraza, no le mira a los ojos, ya nada es lo mismo.
En la cama solo le transmite el frio de la desilusión y de la indiferencia.
En la calle nada es lo mismo, ya no expresa su alegria con bromas, definitivamente su persona se está consumiendo a la que su nariz aspira ese oxígeno invisible.
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